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¿Son peligrosas las vacunas?

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Autor: Juan Andrés Aguayo Hernández

Con la reciente llegada de las vacunas de Pfizer y AstraZeneca, y los acuerdos gubernamentales para recibir cargamentos con dosis de vacunas de CanSino, Covax y Sputnik V, México se prepara para la esperada inmunización masiva contra el COVID-19. Desafortunadamente, no todos parecen estar muy contentos por esta noticia. El miedo ante las vacunas y los movimientos de oposición ante ellas nos deja con una pregunta inquietante:     

¿Son peligrosas las vacunas para Covid-19?

La oposición ante las vacunas no es un movimiento nuevo del todo. Regresando a los 1800s cuando se introdujo la primera vacuna contra la viruela, el público se mostró escéptico ante inyectarse agentes biológicos voluntariamente. Hoy en día esta preocupación continúa, e incluso ha incrementado debido a la explotación masiva de noticas falsas y anécdotas que surgen a consecuencia de la globalización y las redes sociales. Sin embargo, para entrar en el tema, primero es necesario entender cómo funciona este tipo de inmunización artificial. Básicamente el mecanismo detrás de todas las vacunas es engañar a tu cuerpo con una pequeña dosis de un fragmento del virus inactivo para que genere las defensas necesarias para evadirlo. Esto es con la intención de que dado el caso que ese mismo virus te invada, los anticuerpos generados previamente por tu cuerpo actúen antes de que el virus se pueda expandir. Es importante mencionar que para que una vacuna sea aprobada esta debe pasar por un largo proceso compuesto por rigurosas fases de ensayos clínicos, lo que convierte a las vacunas en uno de los mayores logros médicos de la historia reciente. No obstante, el público en general parece tener otros datos. Cuatro de cada diez españoles creen que hay una conspiración detrás de las vacunas, el 45% de los encuestados en un estudio hecho por CNN en Estados Unidos declaró que no piensa vacunarse, y en México solo el 22% de una encuesta realizada en febrero del 2021 afirma tenerles mucha confianza a las vacunas contra el COVID-19.


¿Por qué existe tanta desconfianza hacia las vacunas?

Es acertado afirmar que algunas personas deben abstenerse de vacunarse debido a potenciales reacciones alérgicas. Sin embargo, la mayoría de los argumentos en contra de las vacunas hoy en día están basados en objeciones sanitarias, políticas o ideológicas. Uno de los estudios más comúnmente citados por los movimientos antivacunas es el de la supuesta relación de las vacunas con el autismo. El escándalo surgió en 1998 cuando el exinvestigador Andrew Wakefield y sus colegas publicaron un polémico artículo denominado “Hiperplasia Ileal-Linfoide-Nodular, Colitis Inespecífica y Trastorno Generalizado del Desarrollo en Niños”. En donde correlacionaron la vacuna MMR con enfermedades gastrointestinales y regresiones del desarrollo en 12 niños anteriormente sanos. No obstante, este artículo ha sido refutado extensamente por estudios más recientes. Adicionalmente, 10 de los 12 colaboradores del artículo pidieron una disculpa al público y retractaron su interpretación original, afirmando que la evidencia proporcionada en el estudio era insuficiente para establecer un vínculo causal entre la vacuna MMR y el autismo. Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) denominó en el 2019 la oposición a las vacunas como una de las diez principales amenazas para la salud mundial. Ya que a este movimiento se le atribuye el resurgimiento de enfermedades previamente erradicadas como es el caso del sarampión. El cual había sido reportado nulo de casos en Estados Unidos en el 2002, y de alguna manera en el 2019 se reportaron más de 1200 nuevos casos.


En conclusión, si existe la posibilidad de contraer efectos secundarios a partir de una vacuna. Sin embargo, estos pueden ser consecuencia de una extensa lista de factores externos, lo que convierte a cada situación individual en un caso aislado del resto. Asimismo, el verdadero peligro reside en la desinformación. En donde la decisión por un grupo de personas de no vacunarse puede tener implicaciones mucho mayores que afectan al resto de la comunidad. Podemos hacer una analogía y comparar las vacunas con el uso del cinturón de seguridad mientras manejamos. Es verdad que hay accidentes automovilísticos en donde una persona se queda atrapada a causa del cinturón, y es perjudicada por él:

¿Pero en verdad consideras que es más seguro andar por la calle sin cinturón de seguridad?


Referencias