¿Qué clasifica como un organismo genéticamente modificado (OMG / OGM)?

 
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Una idea común, pero errónea, es clasificar a cualquier cosa que no sea natural como un organismo modificado genéticamente (OMG). Quizá a la mente les venga una fresa del tamaño de una palma o una vaca inusualmente grande. Sin embargo, entre la comunidad científica y la FDA (Food and Drug Administration por sus siglas en inglés) se usa una definición estricta para los OMG: un animal o planta que se ha creado mediante la ingeniería genética.

La meta principal de la mayoría de los OMG es aumentar la resiliencia de los cultivos o mejorar su valor nutricional.

De manera simple, la ingeniería genética es la utilización de métodos de biotecnología para manipular directamente el genoma de un organismo. Bajo esta definición, es importante notar que los organismos creados por el selective breeding u organismos suplementados o alimentados con hormas o antibióticos no pertenecen a los OMG.


El Proceso de la Ingeniería Genética

Desde los ratones de laboratorio, hasta bacterias cultivadas para crear medicamentos, éstos son productos de un proceso de ingeniería genética que siguen una serie de pasos: identificar los rasgos de interés, aislar el gen de interés, insertar el gen de interés en el genoma del organismo deseado y crecer el organismo modificado.

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En cultivos agrícolas, esto se hace para mejorar la tolerancia a sequías, resistencia a pesticidas o incluso la resistencia a insectos. Un clásico ejemplo de cultivos modificados o transgénicos es el maíz BT. Éste es un maíz resistente a larvas que se alimentan de las raíces.



Antes del maíz transgénico, los agricultores dependían de grandes cantidades de insecticidas (no es materia del tema de hoy, pero en resumen los insecticidas tienden a ser malos) para proteger sus cultivos. En 1996 se introdujo un maíz modificado que produce una proteína, derivada de la bacteria bacillus thuringiensis (de ahí el nombre BT), capaz de solucionar el problema de las larvas sin la utilización de insecticidas. La bacteria bacillus thuringiensis produce una proteína cristalina llamada Cry, la cual es tóxica para larvas, pero no para humanos.

Mediante un proceso llamado transgénesis, se puede introducir la proteína Cry en el maíz. El proceso comienza con la identificación de un organismo con la característica deseada; en este caso es la bacteria BT que produce la proteína tóxica para larvas. El siguiente paso es extraer el DNA de la bacteria para poder aislar el gen de interés. Finalmente, se introduce el gen de interés en el cultivo deseado. Ahora, la introducción del gen es un proceso ingenierilmente complicado que a su vez involucra muchos más pasos, pero no se va a profundizar en ello.

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Con estos pasos realizados, fue que se consiguió el maíz BT. Esto trajo consigo los grandes beneficios de resistencia a larvas (con un sustancial impacto económico) y la reducción en uso de insecticidas. Estos beneficios no son exclusivos al maíz. Muchas otras especies de flora, como el algodón, se han beneficiado del BT y reducción en insecticidas.


La otra cara de la moneda

Para la sorpresa de nadie, este es un tema controversial. Con la intención de mantener neutralidad en esta publicación, se presenta otro escenario donde los OMGs han resultado más dañinos.

Uno de los tipos de modificación genética más común en las cosechas es la resistencia al glifosato, un herbicida vendido comercialmente como RoundUp. Éste inhibe una enzima sintetizadora en planta y algunos microbios y muestra resultados a las pocas horas.

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A diferencia de lo discutido con el BT, la resistencia al glifosato permite a granjeros utilizar mayores cantidades de éste. Algunos estudios dicen que, desde la introducción de estas plantas resistentes al glifosato, el uso de herbicida ha aumentado hasta 15 veces.

El glifosato se puede filtrar por la tierra y afectar a otras plantas y animales, afectando la cadena de producción. Recientemente la OMS ha clasificado a este compuesto como “posiblemente carcinogénico para humanos”. Agregando leña al fuego, a la empresa productora de RoundUp se le han descubierto prácticas de manipulación de estudios en cuanto a la seguridad de su producto resultando en muchas demandas.

Los organismos modificados genéticamente no son la respuesta a la crisis alimentaria ni a muchos de los problemas de prácticas ecológicas en la agricultura. Esto no quiere decir que no sea una alternativa viable. Como muchas tecnologías más, la aplicación ideal de la modificación genética nos puede acercar a un mundo más sustentable y con menos hambre. Pero lo teórico no se traduce de igual manera a la práctica.


Referencias: